Te recomendamos mantener la alfombra al menos una vez por mes.

Es importante hacerlo con una aspiradora suave, sin cepillo, para evitar daños a las fibras. Aspirar en la dirección del tejido con cuidado y asegúrate de limpiar ambos lados de la alfombra.

Nunca laves tu alfombra en la lavadora de tu casa o a mano. Esto puede deformarla o hacer que los colores se corran de lugar, arruinen o modifiquen.

Manchas líquidas

Es importante actuar rápido y evitar que la mancha se seque. No utilizar removedor de manchas.

1°. Remover cualquier material solido si hubiese. Luego absorber el liquido con toallas de papel o paño. Hay que presionar suavemente, y nunca refregar la alfombra, para prevenir que se suelten fibras. Repetir este paso cuantas veces sea necesario.

2°. Si la mancha permanece, aplicá una pequeña cantidad de agua tibia y secá utilizando el método anterior.

3°. Si la mancha aún permanece podes limpiarla utilizando una esponja con agua tibia, jabón suave y vinagre blanco. Repetí la operación las veces que sea necesario.

Si la mancha no puede ser removida con estos métodos caseros, acudí a un profesional.

Manchas de tierra o barro

Siempre dejá secar, y luego con cuidado pasa la aspiradora o quitar a mano.

La lana de oveja, a diferencia de otras fibras naturales, contiene lanolina, sustancia que sirve de repelente de manchas natural y evita que se absorban líquidos.

La limpieza de tu alfombra debe ser a seco únicamente. Nunca debes lavarla con agua, ni en lavarropas ni a mano, ya que podría provocar perdida del color y deformación de la alfombra.

En caso de ser necesaria una limpieza profunda, te aconsejamos acudir a profesionales y tintorerías especializadas que trabajen con este tipo de alfombras y limpieza en seco.

Debido a la naturaleza de las alfombras tejidas a mano en telar, es probable que algunas hebras de lana salgan por entre el tejido. Estas pueden cortarse cuidadosamente al ras con una tijera, o esconderse hacia adentro de la estructura de la alfombra utilizando una aguja de crochet.

Como en todas las alfombras realizadas en tejido plano, la tuya puede soltar un poco de pelusa durante las primeras semanas. Es absolutamente normal en este tipo de textiles y es parte de su característica de "producto hecho a mano".

Después de cierto tiempo de uso, es probable que se genere “pillín” (pelusa en forma de pelotillas). Ésto se elimina fácilmente utilizando una maquina de afeitar. Para esto, y con mucho cuidado, hay cortar bien al ras de la alfombra evitando dañar o romper la estructura del tejido.

Estas aparecen en espacios oscuros, húmedos e inaccesibles. Para prevenir su aparición tenemos que mantener la alfombra en espacios limpios, secos y bien aireados. Aspirar en forma regular nuestra alfombra ayuda también a prevenir la presencia de polillas.

En caso de tener problema con polillas o otras pestes, recomendamos acudir a un profesional.

La exposición a la luz solar (o de lámparas fuertes como dicroicas u otras), en forma directa y/o por períodos prolongados de tiempo, puede producir la decoloración en los textiles. Sugerimos evitar la misma, o filtrarla con cortinados, persianas o pantallas.

Si vas a dejar tu alfombra guardada por algún tiempo, es importante que lo hagas una vez que está limpia y desmanchada (idealmente de manera profesional), para
luego ubicarla en algún lugar seco y con buena ventilación.

Colocar productos antipolillas (también pueden servir ramos de lavanda, o granos de pimienta negra en bolsitas de tul o de plástico con agujeritos para liberar el aroma).

Nunca almacenar la alfombra en bolsas plásticas. La lana puede “transpirar” durante el almacenado y liberar humedad acumulada en las fibras. El plástico no le permite respirar a la alfombra pudiendo causar problemas de olor, o peor aún, problemas reales de moho.

Para promover el uso parejo de tu alfombra, es importante rotar tu alfombra un par de veces al año, para así también prevenir el desgaste tanto por la luz del sol, como por el tráfico de personas, y el peso de muebles sobre la alfombra.

El antideslizante es una red que se coloca en el piso y sobre la que luego se apoya la alfombra sin necesidad de pegarla o coserla.

Al sumarle espesor, protege nuestra alfombra del peso de los muebles, y obtenemos una alfombra más mullida y cómoda.

También fija nuestra alfombra al suelo, evitando que se mueva y otorgando mayor seguridad.

A su vez, ayuda a mantenerla más limpia, permitiendo que el polvo pase a través del tejido y quede depositado en el suelo.

Nunca coloques un antideslizante o alfombra sobre una superficie sin curar.